Las Maravillas

Elena Medel. Anagrama 2020

¿Por qué alguien decide dejar de cuidar a su hija, o a su madre? ¿Por qué, en cambio, cuida a hijos y madres de desconocidos a cambio de un salario más que discreto? ¿Por qué las profesiones de los cuidados, tan necesarias, son de las más precarizadas en este país?

“En el fondo se trata del dinero: de la falta de dinero. Cada una de las situaciones que han colocado a María aquí -aquí significa piso de salón y dormitorio en Carabanchel, vagón de metro hacia Nuevos Ministerios- se habría desarrollado de una forma muy distinta con dinero.”

Precisamente de eso va Las Maravillas: de la falta de recursos, y cómo ésta configura la vida de los dos personajes principales. Estos personajes son María, inspirada en la Carmen de Carabanchel de Cecilia Bartolomé; y la complejísima Alicia. Dos mujeres que, separadas treinta años en el tiempo, emigran a Madrid desde una ciudad del sur, y a través de cuyas trayectorias se nos cuenta la historia de forma fragmentada. Su actitud ante una situación análoga (las dos tratan, sencillamente, de buscarse la vida) es muy diferente: María hace de la lucha política y social el eje de su existencia, mientras que Alicia renuncia a cualquier ambición para centrarse en la mera supervivencia, incluso emocional. Sin embargo, a veces no identificamos de forma inmediata en qué lado de la historia estamos, porque también hay ciertas similitudes entre ellas, que se van tejiendo a ojos del lector a medida que avanzan los capítulos.

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Esta es una novela política, sin matices que aligeren la palabra (no en vano, el primer título barajado fue Ideología). Medel nos hace reflexionar sobre la clase y el desclasamiento, la instrumentalización de las relaciones, el desarraigo y la precariedad; a la vez que ofrece un retrato de las últimas décadas de la historia de España (desde la Transición hasta el abrumador 8-M de 2018), narrada desde la periferia.  Es inevitable recordar, al leerla, el manifiesto contra la meritocracia de Belén Gopegui, Quédate este día y esta noche conmigo, aunque también hay ecos de Marta Sanz, Carmen Martín Gaite o Ángela Figuera.

El relato está salpicado de cuerpos descritos con una plasticidad hipnótica, ya sea como tema principal de un pasaje o a modo de pinceladas contextualizadoras. Estos retratos de cuerpos ajados, siempre no normativos, son un ancla a la realidad: nos recuerdan que los personajes pueden tener planes, sueños y deseos, pero la ausencia de recursos dejará una marca tan contundente y real en sus cuerpos como el paso del tiempo.

Aunque Las Maravillas sea la primera novela de Elena Medel, no necesitamos leer más de unas páginas para saber que es una escritora más que consolidada. Poeta, ensayista y fundadora de La Bella Varsovia, editorial de poesía que publica a voces como Lara Moreno, Luna Miguel o María Sánchez; la influencia de estos géneros en su debut novelístico es indiscutible y, además, resulta deliciosa.

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